En este artículo abordamos un tipo de contenido sobre salud e interés general: el riesgo de la luz azul. La argumentación de dichos riesgos viene dada por la posición de la CIE (Comisión Internacional de Iluminación) respecto al tema a tratar.
La CIE es mundialmente reconocida por su cooperación en el intercambio de datos e información sobre cualquier materia relacionada con la iluminación, la fotobiología, el color y la tecnología de la imagen.
Dados sus fuertes fundamentos técnicos y siendo reconocida por ISO como un organismo de normalización, creemos importante divulgar este tipo de publicaciones científicas que nos pueden afectar a todos.
Además, cabe destacar que Asselum es miembro de la CIE participando en muchos grupos de trabajo como experto asesor. Un motivo más compartir esta noticia.
¿Qué supone el riesgo de la luz azul?
El riesgo de la luz azul o “blue light hazard” en inglés, se define de forma común como el daño ocular real y la influencia en el bienestar general. Este riesgo surge a partir de la exposición que tenga un individuo a la luz azul, presente en fuentes de luz.
Sin embargo, el término solamente debería utilizarse cuando se produce lo que se conoce como “fotomaculoterapia”. Este concepto representa el riesgo fotoquímico para los tejidos retinianos del ojo.
La palabra “azul” se incluye en el concepto porque el riesgo es dependiente de la longitud de onda, teniendo esta su máximo en el rango azul del espectro de radiación óptica (entre 435 nm y 440 nm).
Asimismo, tal y como explica la CIE:
“La International Commission on Non-lonizing Radiation Protection, (ICNIRP), ha publicado la “blue light hazard function” (función de riesgo de la luz azul), una función de peso dependiente de la longitud de onda, y una guía para los límites de exposición.
La CIE ha estandarizado esta función en la CIE S 009:2002 “Photobiological safety of lamps and lamp systems” (Seguridad fotobiológica de lámparas y sistemas de lámparas), actualmente publicada como IEC/CIE 62471:2006.”
La conclusión a esto ha sido:
“No hay evidencia de ningún efecto adverso en la salud en seres humanos producido por exposición ocasional a la radiación óptica en los límites de exposición citados”
Otro aspecto importante es la luz blanca que emiten tanto lámparas como LEDs. Normalmente este incluye una proporción de luz relevante para el riesgo de la luz azul.
Las lámparas conocidas como “frías” o de alta temperatura de color, tiene una proporción de luz azul mayor que las “cálidas” o de baja temperatura de color.
Existen estudios que muestran que los límites del peligro a la exposición de riesgo de la luz azul no se sobrepasan en condiciones razonables de utilización. Además, estos niveles de exposición suelen ser menores que algo tan simple como mirar al cielo azul.
Exposiciones oculares reales al riesgo de la luz azul
Se han realizado una serie de estudios, apoyados por medios de comunicación que afirman la existencia de efectos adversos en fuentes de luz blanca. A pesar de ello, las condiciones en las que se han realizado dichos experimentos son inusuales e incluyen:
- Una exposición prolongada
- LEDs de temperatura de color alta.
- Exposiciones significativamente mayores que las expresadas como límites en el ICNIRP
- Fijación de las fuentes de luz
- Utilización de modelos de animales nocturnos o de células humanas in vitro.
Dicho esto es fundamental destacar varios aspectos que exponemos a continuación:
“Una fuente de luz blanca que emita luz azul a niveles suficientes para acercarse al límite del peligro de exposición a la luz azul debe ser extremadamente brillante, produciendo también deslumbramiento”
“La iluminación con una muy alta temperatura de color se percibe por la mayoría de las personas como desagradable e incómoda, especialmente en la iluminación doméstica”.
“Durante una situación de iluminación normal experimentamos exposiciones transitorias a altos niveles de luz, y podemos tener muchas exposiciones por día. A pesar de ello, la acumulación de estas no supondrá exceder los límites aceptables de exposición.”
Conclusión general
De este modo, la CIE ha considerado que el riesgo de la luz azul carece de importancia para fuentes de luz blanca que se utilizan en alumbrado general.
Sin embargo, se aconseja precaución para exposiciones constantes y que se aproximen al límite de exposición.
Por otro lado, para las fuentes que emiten principalmente luz azul, se debe tener especial cuidado. Sobre todo en la exposición a los ojos de los niños, a pesar de que no se exceda el límite del riesgo de la luz azul.
Se debe hacer hincapié en este dato a la hora de la utilización de estas fuentes de luz en juguetes o dispositivos susceptibles de ser vistos por niños. Más importante todavía en fuentes de luz que emitan radiación violeta.
También se especula que la luz azul está relacionada con la degeneración macular; aunque dichas afirmaciones no están respaldadas científicamente.
Por último, el riesgo de la luz azul no se debe relacionar con el trastorno del sueño. Aun así, la CIE se mantiene prudente dada la preocupación pública y emitirá una declaración de posición más adelante.